Seguimos al mesías en su visita a Chile
No somos dignos
Jodorowsky es pop. Pasó por Chile y todos quisieron estar cerca de él. Barbones, damas cuicas, revolucionarios místicos, “CQC”, Felipe Lamarca y Carlos Cardoen escucharon al hombre de pelo blanco. Él recordó el “talento vaginal” de la hija del ocultista Gurdjieff y pidió mar para Bolivia. Pensar que si el manager de los Rolling Stones no lo hubiera estafado no tendríamos psicomagia. Si usted no tuvo las lucas ni el tiempo para verlo, pase y lea.
Nación Domingo |
Juan Carlos Ramírez “¡Viejas cuicas, viejas cuicas feas!”, dice Gloria apuntando a la fila que espera impaciente en las puertas del Café Literario de Providencia. Ella estudió teatro y faltó a su trabajo en una empresa de aseo para ver de cerca a Alejandro Jodorowsky. Y, claro, tratar de colarse en el taller de psicomagia que dictó el miércoles pasado antes de recibir (jueves) la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, de manos de Michelle Bachelet, es tan difícil como juzgar a Pinochet. “Debiste haber ido a la conferencia de Matucana 100. Ahora perdiste no más”, explica un flaco crespo que está en la cola. “Se quebran, sólo porque tienen las 90 lucas para pagarse el curso”, contesta Gloria enrabiada. Todos entran y ella se queda afuera, sentada en el parque. Hasta que de repente aparece caminando su gurú, amable y sonriente, acompañado de los organizadores. –Ya pues, don Jodorowsky. Déjeme entrar con usted. Él mueve las manos y la mira con sincera e infinita compasión. –No puedo hacer nada. COMO UNA ESTRELLA DE ROCK Lunes por la tarde en Matucana 100. “Esto es maravilloso. Ustedes tienen preguntas y yo estoy lleno de respuestas”, asegura Alejandro muerto de la risa frente al casi millar de universitarios que se lo toman bien en serio y le aplauden y gritan y anotan sus frases en los cuadernos. Porque el maestro dice cosas como “la felicidad sicológicamente sería estar menos angustiado que el día de ayer. Pero, en verdad, es hacer lo que te gusta, realizar tu sueño. Mi sueño de toda la vida, por ejemplo, era sentarme en una sillita y hablarle al público”. Y así cae bien. Porque, mientras gente como Paulo Coelho realmente se creen mesías enviados a cambiar al mundo (y sus automóviles y mansiones y pareja), Alejandro viene simplemente a contar una historia moldeada por su amistad con Nicanor Parra o sus giras con Marcel Marceau o su teatro Pánico o su “Montaña sagrada” o sus experiencias con chamanes, magos o maestros zen. Al final, dijo, inventó la psicomagia porque Allen Klein –el mismísimo manager de los Rolling Stones y los Beatles en su última etapa– lo estafó con sus películas y necesitaba sobrevivir con lo último que le quedaba: las cartas del tarot. Shlomit Baytelman fue la primera en entrar. Su padre trabajó en teatro con él y se lo presentó en los ’90. “Conocerlo es un privilegio. Es una persona capaz de sanar y de entregarte toda su experiencia de vida gratuitamente”. Un barbón dice que no puede creer estar acá, mientras una señora elegante pide una botellita del vino que se repartirá al final. “Yo soy amiga de Alejandro”, dice cuando vuelve a sentarse. –Miren. Les hablo del libro; si no, el empresario me va a matar y luego ustedes me hacen preguntas. Entonces, “El maestro y las magas” narra su amistad en México con el monje budista Enzo Takata, quien le enseñó que una mente y un corazón vacío llevaban a un delirio intelectual; una mente vacía y un corazón lleno conducen a la realidad. La segunda parte nos muestra a tres mujeres que cambiaron su vida: la pintora surrealista Leonora Carrington, la masajista doña Magdalena, y Reyna D’Assia, la hija del ocultista Gurdjieff, quien tenía un impresionante talento vaginal. “Podía hacerla vibrar como una avispa”, relata como si fuera lo más natural del mundo, ante la risa picarona de la concurrencia. “Uno ya está cansado de escuchar sobre maestros. Las mujeres también merecen un lugar”. La gente aplaude a rabiar cuando concluye la presentación con un “el sentido de la vida es vivirla”. Pero el delirio comienza cuando le pasan el micrófono al público. Se pelean la oportunidad de establecer algún diálogo con él. Cada “Jodorowskyto” daría su vida porque él le viera el tarot. El problema es que todos quieren lo mismo y al mismo tiempo. Una tipa de suéter rosado sube al escenario y le pide que le saque el tarot. Un chico flaco y de lentes le dedica un poema. Está muy nervioso al leerlo: “El sol da energía a los seres/ para vivir y alimentar/ todo es hacia fuera/ por su combustión de gratuidad”. El sicomago lo mira y le dice que lo lea nuevamente. Luego, pide que lo aplaudan. La gente engancha y aclama al “joven poeta”. “Esto no lo vas a olvidar nunca, ¿eh?”, le dice. Cuando baja del escenario, el amigo chascón que está con él lo mira con cara de “eres mi héroe” y lo abraza. Todos levantan la mano. “¿Qué onda con Marilyn Manson? Hazme psicomagia”, grita una flaca de lentes. “¿Cómo se lucha contra el ego”. “Acá, acá”. Alejandro sonríe y dice que es imposible atender a todo el mundo. “Lean ‘La danza de la realidad’, entonces”. EL MAR A BOLIVIA Martes en la mañana. Hotel Crowne Plaza. Estamos en el seminario “El poder de la creatividad”, y Jodorowsky –presentado como “el Da Vinci del siglo XXI”–, armado solamente de un micrófono, tiene a los participantes en trance. Así aprovecha de bromear con su nombre –“me dicen Jodo, de joder”–, recalca la importancia histórica de tener una mujer Presidente –“un mensaje para todos ustedes que son de derecha, ¿no? Dejen surgir a Bachelet, porque de ella depende el destino de toda Latinoamérica–, y la necesidad de entregarle mar a Bolivia. Cuando aceptas entrar a su universo y caes en el trance –“yo no sé qué pasará mañana, porque yo también caeré en trance, no preparé nada ni sé en qué me metí”, había dicho ayer–, compruebas que está en permanente evolución. Porque la idea de la salida marítima se fue repitiendo desde la conferencia de prensa del lunes en la mañana en el restaurant Bambú, y evolucionando. Al principio era –para no quitar la frontera con Perú– creando un puente entre Bolivia y el mar. Ahora, era también un túnel. “Así no tenemos un ganador y un perdedor, sino dos ganadores. Le daríamos un ejemplo al mundo”, dijo recibiendo el aplauso de gente como Felipe Lamarca, Carlos Cardoen y Héctor Soto, participantes del evento. Porque Jodorowsky es pop. Porque donde todos ven una pieza negra, él encuentra un gato con cinco patas. Porque en un evento centrado en el poder de la creatividad al servicio del éxito empresarial, un poquito de espíritu hacía falta. Y él, algo sabe del tema. A Matías del Río, el presentador, no le quedó otra que invitar al público a hacer las preguntas en la última parte del encuentro. Todos corren a que les firme sus libros, a escuchar una palabra, a saludarlo. Cuando subieron al escenario Jaime de Aguirre, Cardoen y Coco Legrand, el gurú seguía firmando. Todos querían escuchar a Jodorowsky. Por eso, todas las preguntas recayeron en él. Alguien le pregunta a De Aguirre por qué no le dan un espacio de 30 minutos en Chilevisión. Él responde, muy orgulloso de su honestidad: “30 minutos es imposible. Pero me comprometo públicamente a hablar del tema con él a la salida”. Jodorowsky no dice nada, pero sonríe. Una señora habla sobre el amor de Dios: “Soy una loca, pero de locura divina”, dice muy convencida. Pero algo le pasa al autor de “El topo” y les dice a todos: “No soy comunista ni cristiano. Soy simplemente un ser humano que se pregunta qué vamos a hacer con los pobres”. Y eleva la voz, tratando de decir que es muy bonito ser creativo en una empresa, pero ¿y la gente que no pudo entrar en este juego? Luego, todos –equipo de “CQC” incluido– corren al salón donde va a firmar sus libros. ¿Habrán entendido algo? SÓLO SOCIOS Miércoles en la mañana. Café Literario de Providencia. “Es tan bonito él. Estoy contenta. Conseguí mi objetivo”. Gloria pone cara de iluminada y se aleja. El resto de la gente que no pudo pagar espera en la entrada. Desde ahí se ve el movimiento de los organizadores, a Jodorowsky entrando en la sala, el puestito con sus libros y la puerta, que finalmente queda abierta. Adentro, los afortunados “Jodorowskytos” –mucho pelo largo, blusas hippies, mujer adulta mística– le contarán sus problemas: mala suerte en el amor, enfermedad de la piel, un trabajo que no prospera, una suegra de temer. Y él, seguramente, lo hará sentir como la persona más importante del universo y le leerá el tarot o lo invitará a algún acto sicomágico, como cuando aconsejó a una persona a sembrar moneditas de oro porque solamente haciendo eso podría cosechar dinero. Un par de chicas logran entrar y cuando están a punto de ingresar al taller la organización las saca. Debieron conformarse con ver al maestro de lejos e imaginar qué cosas les estará diciendo a los asistentes. Es que ellas no le prestaron mucha atención al cartel que decía sólo socios. Distinción que ningún acto sicomágico puede soslayar. LCD
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1 Comments:
mmm..añoro al jodo de antaño, aquel que escribio las ansias carnivoras de la nada, o el maravilloso Loro de las 7 lenguas....
mucho rock...pop, Mason y coca cola me tienen chata...
Se te extraña Jodo.
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