Lama Gendum Yarphal, listo para recibir a su maestro
La voz del Tíbet en Chile
Esta semana, el Dalai Lama llega a nuestro país y su embajador, el venerable lama Gendum Yarphal, ha preparado el itinerario a S.S., que suma encuentros con los seguidores de la filosofía budista, actos religiosos por la paz, charlas con académicos y el seminario científico “La exploración de la mente en la ciencia del budismo”. Aquí, un vistazo de lo que es vivir en meditación permanente.
La Nación |
Por Carmen Sepúlveda Fotos: Gastón Flores Gendum Yarphal llegó a Santiago el año ’98 enviado por su maestro, el Dalai, luego de cumplir con una meditación que duró 12 años. Una vez que aterriza, instala el Centro Budista Tibetano Choe Khor Ling en las Torres de Tajamar, a sólo pasos del club nocturno Passapoga. Los caminos de la vida son tan diversos. En la capital, sólo metros distancian a quienes satisfacen los placeres carnales de los espirituales, pero la felicidad es de todos y se puede llegar utilizando diferentes filosofías; la del lama Gendum Yarphal es meditar por la paz, la compasión y el desarrollo del amor sin esperar retribución a cambio. De placeres, nada. Nos recibe un miércoles en la mañana con una actitud que obligaría al más déspota a bajar la mirada. Sonríe amable, intercambia apretones de manos. Habla bajito. “Es que hablo como Tarzán”, se disculpa por su español lento. Nos aconseja descalzarnos para ingresar a un salón donde un altar concentra pequeñas figuras, flores e incienso. Sentados en el suelo, y él acomodando su túnica a cada momento, me explica que Gendum significa “ser noble”. –Para las personas que nunca han leído o escuchado al Dalai, ¿cómo explica el norte del budismo? –Es importante pensar y analizar qué es la paz, de dónde viene la paz. Alguien puede responder “tengo dinero, buena casa y muchas cosas”; pero, ¿eso es la paz? Las cosas materiales no son suficientes, lo importante es tener buen corazón. Para alguna gente es suficiente escuchar a Dios; los católicos, por fe, lo siguen, y hay otros que dicen no estar de acuerdo con él porque sufren mucho. Ese tipo de gente necesita aprender los porqués. Importante es que si usted es católica y quiere mantener su religión busque la razón en otras filosofías. –¿Por qué usted dice que tiene una conexión kármica con Chile? –Uno lo dice en broma. Según el budismo, todos tenemos conexiones kármicas; hay karma positivo y negativo. Yo, cuando chico, no sabía nada de Chile, y si estoy aquí es porque tengo una conexión kármica positiva. –Cuenta su historia que estuvo 12 años en silencio por mandato del Dalai. ¿El silencio fue ininterrumpido? –Sí, fueron 12 años de silencio, pero no fueron ininterrumpidos. Vivía solo y no hablaba con nadie; sólo cuando bajaba de la montaña hablaba para comunicarme y comprar, pero era raro porque por estar tanto tiempo arriba olvidé las palabras. –Luego de ese retiro, el Dalai lo envía a Chile. ¿Tenía alguna noción de dónde se ubicaba este país? –No, antes no, pero cuando estaba en el colegio me enseñaron geografía y me dijeron que había una montaña volcánica acá. –Y usted vino a la montaña. –Sí. –¿Cómo ve a los chilenos? –Creo que son muy amables y cariñosos, están creciendo en las cosas materiales, pero es lo que pasa en el resto del mundo. Cuando camino en la calle me miran, quieren conocerme. Tengo la sensación de que en general son muy buenas personas. –¿Quiénes llegan a este centro budista? –Todos son distintos, algunos buscan la cosa espiritual; otros se acercan porque tienen problemas con su familia, con su trabajo; otros quieren aprender la filosofía budista; otros meditan. Aquí los escuchamos y aprenden a manejar sus emociones. Con el tiempo cambian, se mejoran. AMOR, COMPASIÓN Y DINERO
–El amor es la verdad, pensar para el otro, dar sin esperar recibir. Es como un jardín: no piensas que lo riegas para tener bonitas flores, lo riegas porque es. El amor y el apego no es lo mismo. Amor significa pensar para tu pareja, el apego es decir “a mí me gusta mi pareja”. ¿Y qué pasa si un día con el tiempo se mancha la cara? ¿Dices ya no me gusta? El apego es pensar más en uno mismo que en el otro. –¿Los maestros se casan? –Están los lamas y los monjes; si es monje, tiene votos para no casarse; si es lama, se puede casar y tener hijos. Yo soy lama y monje. –Usted no es casado y nunca va a tener familia. –No. Así no tendré complicaciones. –Pero usted es un hombre de paz. ¿De qué complicaciones me habla? –Me puedo desconcentrar. –¿Y alguna relación sexual? –No. –¿Y el dinero? –No tengo relación con el dinero, vivo de las donaciones, no necesito dinero como un sentimiento; necesito ropa y comida, por salud. –¿Y las comidas? –Soy muy flojo para cocinar, como poco, trato de no comer carne, ajo o cebolla. El ajo es muy fuerte para la energía del cuerpo. –¿Ha sufrido alguna crisis? –No recuerdo. Cuando muy pequeño yo vivía en el Tíbet y los chinos llegaron a invadir; recuerdo que estaba cerca del río caminando, pero es un recuerdo muy cortito. –¿El budismo cómo enfrenta las crisis? –Si usted tiene un problema se debe pensar en la solución; si tiene solución, se soluciona; si no, no tiene sentido. ¿De qué sirve tener problemas sin solución? Se buscan otros caminos. Los sicólogos en el Tíbet no tienen trabajo porque desde pequeños los niños aprenden a manejar su mente y a buscar los caminos para aprender y avanzar. Las parejas en el Tíbet se separan muy poco. –El Dalai Lama está a punto de llegar a nuestro país. ¿A qué viene? –A dar un mensaje de paz. La compasión es pensar por el otro. –¿Cuánto costará escuchar el mensaje de la compasión? –Ciento cincuenta mil pesos. –¡Pero eso es muy caro! –Es caro porque invitamos a 11 personas de afuera, debemos pagar pasajes, hotel, todo. –¿En qué hotel se quedará el Dalai? –En el Marriott. –Pero debería hospedarlo en un departamento... –Es que es una autoridad. –¿Tendrá seguridad? –Sí. –¿Se reunirá con la Presidenta? –No lo sé. –Pero si es una autoridad. –[Risas]. LND |
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