Sunday, April 30, 2006


La joda de Jodorowsky

Cómo no encantarse cuando dice que los hombres deben dejar que las mujeres entren en sus vidas y no al revés, que defienda la igualdad de los salarios, que diga que el ano es lo más creativo que hay, que hable de la vagina con una gracia que haría masturbar a la más opus de las opus y que, por lo demás, obligue a las chicas a ejercitarla todos los días.



Carmen Sepúlveda
La Nación

¡Qué cantidad de seguidores tiene Alejandro Jodorowsky! Es impresionante, miles compran sus libros, siguen su teoría de la sicomagia, hacen filas eternas por conseguir su firma y cuando lo tienen cerca lo miran con cara de extasiados, como de no poder más de tanta genialidad. Esta semana quedó demostrado el fanatismo, muchos pagaron los 120 mil pesos que costaba escucharlo; digo bien, escucharlo, porque ni siquiera regalaban un ejemplar de su último libro. Yo me pregunto si esta cantidad de gente que destina horas a leerlo, y que por lo demás comprende muy bien el sentido de su filosofía, aplicarán en sus vidas los principios que él enseña. Uno no los ve muy felices ni creativos. O puede pasar lo contrario también, algo debe suceder en los espíritus y estructuras mentales de estas personas que necesitan sólo alimentarse de él, pero seguir estando mal para justificar aquel fanatismo. Qué sé yo lo que pasa.

A mí, el tipo me encantó como producto, es chistoso y hasta guapo, diría yo. Cómo no encantarse cuando dice que los hombres deben dejar que las mujeres entren en sus vidas y no al revés, que defienda la igualdad de los salarios, que diga que el ano es lo más creativo que hay, que hable de la vagina con una gracia que haría masturbar a la más opus de las opus y que, por lo demás, obligue a las chicas a ejercitarla todos los días. Es divertido eso. Recuerdo que la primera vez que escuché hablar de él fue en México. Una artesana muy cool me dijo que disfrutara demasiado la década de los 30 porque no había algo más patético que cumplir 40 y empezar a leer a Jodorowsky. Cuando escuché este apellido pensé que me hablaban de un ruso, pero no, este genio loco era chileno y de Tocopilla. Topísimo él.

La catarsis con Jodo pasó en el Hotel Crown Plaza, en el seminario “El poder de la creatividad”. Los organizadores llamaron a los pequeños “jodorowskitos” para justificar el encuentro. En el mismo saco pusieron a Fernando Vigorena, Anita Holuigue, Raúl Menjíbar, Jaime de Aguirre, Carlos Cardoen y a Coco Legrand. ¡Nooo, si la magia puede hacernos creer cualquier cosa! Lo triste es que Jodorowsky pensaba que estaba frente a un auditorio de empresarios y dio por hecho que todos eran de derecha. Pero no vi a ninguno de los dueños de Chile. Salvo al más creativo de la empresa: Felipe Lamarca. Estaba en primera fila apoyando a su mujer, que era la única fémina panelista y, obvio, ¡qué más creativo que este hombre que habló de la teta y esas cosas! Justificada su presencia. Escuchaba a Jodorowsky con una actitud que daba susto, como asimilándolo todo. Le comento: “Qué raro que aquí no haya ningún político relevante”, y él me responde: “Esa es una buena observación, quizás no deben ser creativos”. Me cuenta que existe un mundo muy privado, que los invitan gratis a todas, pero que quizás a este seminario no los invitaron no más. Pero eso no es verdad: a la Presidenta la invitaron, pero se excusó. Moría por ver a Michelle pasándolo increíble escuchando la teoría del anonismo, porque francamente y creyéndome el cuento de Jodo, ella debe compartir con muchos que sufren de estitiquez emocional, de esos que se aguantan las ganas de dejarse llevar, pero no hacen absolutamente nada y se quedan ahí mirando al suroeste. ¡Qué atroz!

Los panelistas trataron de definir qué es la creatividad. Lo triste es que Carlos Cardoen en su vida ha leído una línea de los libros del genio. Y De Aguirre, el provocador, se excusa diciendo que está muerto de nervio y que no entiende por qué está ahí, actúa con esa timidez de los hombres feos e inseguros. ¿Se han fijado cómo se comportan estos seres frente a una mujer bonita? Cómo que se chupan enteros. Así veo a De Aguirre. Él explica que toda su vida ha sido empleado y que en su caso la creatividad es simplemente la lucha por la vida, que la soberbia es la decadencia y se debe ser humilde. Y el Coco, otro creativo, se la juega por defender el principio de imaginar, crear ideas que pueden servir o no, pero tenerlas, innovar y emprender. Emprender, odio esa palabra. Si en Chile no se emprende, sólo se hereda o, de frentón, se roba. ¡Qué es eso, me carga esa palabra! Pero el Coco, como siempre, saca carcajadas. Es otro que sufre una catarsis en el escenario, como Alejandro Jodorowsky, guardando las proporciones claro. Jodo construye monólogos, maneja los tiempos, se mueve con vitalidad. Al final, un hombre le pregunta por los miedos y él le responde: “Cuando uno le tiene miedo a algo se debe entregar a ello y hacerle frente. Todos tenemos un niño, un adolescente y un hombre maduro en nosotros; la creatividad es conectarse con el anciano milenario, y la felicidad es eso: no tener miedo y hacer lo que a uno le gusta”. Si estas palabras son una joda o no, me pasa que las escucho igual; la sicomagia, definitivamente, es divina.


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