El Dalai Lama
Muchos NS han mencionado afanosamente como supuestamente el líder tibetano exiliado, conocido como Dalai Lama, es supuestamente pro-nacionalsocialista. Creo, con firmes bases y como testigo presencial, que esto es totalmente falso para lo cual deseo dar mi testimonio.
Aunque admiro mucho al ocultista nacionalsocialista Miguel Serrano, creo que él está equivocado en algunos de sus planteamientos, pero, el más profundo error, está en su perspectiva del Dalai Lama.
En su más reciente visita a mi patria Costa Rica, a mediados del año 2004, el Dalai Lama realizó diversas entrevistas, conferencias y actividades públicas. En una de sus entrevistas en el noticiero más importante del país, declaró de forma cínica, que era un gran admirador del marxismo y que se consideraba a si mismo algo socialista.
Explicó que para él, las tesis de Marx tenían gran similitud con las enseñanzas del budismo, y que entre el socialismo y el capitalismo él escogería vivir en el socialismo. Es extraño que diga esto un hombre cuyo país, Tíbet, fue invadido por la monstruosa maquinaria de matanza de un país comunista, la República Popular China. Y que son los mismos jerarcas del Partido Comunista Chino que gobiernan la dictadura china, los que han realizado una sanguinaria masacre contra su pueblo. Aún más, el Dalai Lama ha tenido graves dificultades para viajar a Rusia, en donde el presidente Vladimir Puttin le negó la entrada porque apoya a su aliado más importante, China. Cuando la presión de los millones de budistas mongoles que habitan Rusia lo doblegó, el gobierno ruso advirtió al Dalai Lama que debía “limitarse sólo a temas religiosos”.
Así que sus aparentemente “hermanos ideológicos marxistas” en China siguen sin tenerle mucho aprecio.
Otra de sus declaraciones fue, cuando se le preguntó si estaba de acuerdo con el matrimonio homosexual, dijo que si estaba a favor. Y en una vieja visita a Austria, el Dalai Lama visitó Auschwitz y se le reporta “llorando” por la terrible masacre perpetuada durante el “Holocausto” (bien sabemos que el Holocausto es un cuento que nunca ocurrió tal y como lo cuentan).
Y en la actividad de Encuentro Interreligioso que se organizó con su llegada mi patria, asistieron como invitados dos representaciones judías; la Comunidad Ortodoxa y la Comunidad Reformista, ambas hablaron largo rato. A la actividad estaban invitados además la Logia Masónica de York, la Logia Masónica de Saint Germain (Gran Oriente), la Sociedad Teosófica y representantes de la Wicca. Todos estos grupos contrarios totalmente al Nacionalsocialismo en todos los niveles, tuvieron largo tiempo para hablar en el podio. Lo sé, como testigo presencial, pues participé en la actividad como curioso. Aún más, supe que la presidenta del “Comité de Organización de la Llegada del Dalai Lama” fue la judía Miryam Hirsh.
La siguiente es la lista de organizaciones participantes; la Asociación Cultural Tibetana Cosatrricense, la Casa Zen de Costa Rica, la Iglesia Católica representada por el mismo Arzobispo de San José, la Comunidad Judía Ortodoxa de Costa Rica, la Asociación Centro Cultural Musulmán, la Espiritualidad Indígena, ISKCON Costa Rica, Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris, Gran Logia Masónica (el esposo de la judía Hrish era miembro), Gran Orden de Oriente de la Co-Francmasonería Mundial Mixta, Sociedad Teosófica, Antigua y Mística Orden Rosacruz, Círculo Pagano de Costa Rica (Wicca), Comunidad Judía Reformista y Asamblea Nacional Bahai.
Sólo se negaron a participar los protestantes que consideraron la actividad satánica.
Ahora bien, algunos camaradas pueden argumentar que el Dalia Lama está haciéndose pasar por marxista para mejorar las relaciones con China. ¿No es esto mentir? ¿Qué clase de líder espiritual miente? ¿Qué ejemplo es ese? ¿Qué clase de verdadero líder político miente? ¿Qué clase de simpatizante del Nacionalsocialismo miente? El que el Dalai Lama se declare marxista es una traición a su pueblo. Hubiera sido como si el líder palestino Yasser Arafat se declara simpatizante del sionismo. Y su apoyo al matrimonio homosexual no tiene justificación alguna.
La situación de Tíbet es terrible, catastrófica. Tíbet era el vergel de una sabiduría antigua y esotérica. Un punto geomántico de la Tierra. Por eso, las fuerzas de Sión buscaron invadirla. Su pueblo, el nexo entre indoeuropeos y orientales, entre la Raza Blanca y la Raza Amarilla, está siendo erradicado por los chinos comunistas. Los jerarcas chinos como Mao Tse Tung (quien era judío chino de los Tiu-Kiu-Kui), no les bastó con ocupar una tierra mística para apoderarse de sus conocimientos y energía mágica, sino que desean destrozar al pueblo tibetano. Aunque las místicas entradas a Agharta y Shamballa quedan vedadas por obvias razones a los chinos comunistas, la energía mágica de Tíbet es bastante para retroalimentar el poder chino.
Los chinos comunistas han cometido asesinatos masivos de tibetanos, torturas y arrestos en sus escalofriantes mazmorras sin motivo alguno, destrucción de lugares sagrados tibetanos, violación de mujeres tibetanas y la transformación de muchas en concubinas de los altos jerarcas chinos, prohibición de sus prácticas religiosas, destrucción del medio ambiente tibetano y almacenaje en Tíbet de desechos nucleares, y además, la invasión del territorio tibetano por parte de millones de chinos. Estas medidas son virtualmente idénticas a las que han tomado los judíos en Israel para erradicar a la población palestina, e idénticas también a las medidas que los negros han tomado para desaparecer a la población blanca de Sudáfrica tras la catastrófica abolición del justo y sensato Apartheid.
Estos son esfuerzos del Sistema, del gobierno judeo-masónico y comunista por destruir a pueblos enteros y adueñarse de puntos geománticos terrícolas, así como de la magia aria y su sabiduría esotérica y gnóstica. Y tal parece ser, que el Dalai Lama, por desgracia, es parte de ese mismo engranaje del Demiurgo.
Matt Marshall
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